AL FINAL DE LA ESCALERA - ME LLAMAN MULO

jueves, 9 de febrero de 2012

AL FINAL DE LA ESCALERA



Título Original
Director
Reparto
Guión
País
USA
Fecha de Estreno
1980









"Al final de la escalera" es posiblemente una de las mejores películas de terror de todos los tiempos, no tanto por su despliegue técnico como por la efectividad que demuestra a la hora de mantener al espectador agarrado a la butaca mientras su ropa interior se encoge hasta alcanzar el tamaño de un cacahuete mojado.
El director,un húngaro llamado Peter Medak, está considerado como un ser humano bastante mediocre dentro de su profesión y aparte de la película que nos ocupa no ha dirigido nada que haya merecido realmente la pena, hasta el punto de que en general ha desarrollado gran parte de su vergonzante carrera dentro de la televisión (salvo algún éxito de taquilla relativo como Species 2) firmando la autoría de bodrios infumables cuyo nombre prefiero no mencionar por miedo a que me excomulguen.

Fuera por casualidad o no, el pobre Medak consiguió, en un año tan lejano como 1979, firmar una obra maestra redonda, y gran parte de su acierto se debió a la elección de George C. Scott como actor principal de la cinta que nos ocupa. En aquel momento el señor Scott era una de las estrellas más importantes del panorama cinematográifco, gracias al éxito de "Patton"(Franklin J. Schaffner, 1970), película en la que interpretó  con gran acierto a uno de los militares más controvertidos de la historia. Después de protagonizar Al final de la escalera realizó alguna que otra incursión en el cine de terror durante la década de los 80 y 90 (participó en una nueva versión de los crímenes de la calle Morgue en 1986 y en el exorcista III), pero nunca con el mismo éxito.
El trasfondo argumental del film gira en torno a la típica historia de la casa encantada, pero anda muy lejos de los remakes que trataron de erigirse como representantes de este subgénero a finales de los noventa (the haunting o house on haunting hill), que disfrazaban una evidente falta de ideas con fuegos de artificio y alguna que otra estrella rutilante como cabeza de cartel. Al final de la escalera sencillamente, crea un ambiente tenso que se mantiene durante las dos horas que dura el film sin sustos imprevisibles a golpe de violín ni casquería barata. Recurriendo a tretas técnicas como el uso de una (bastante innovadora para la época) cámara subjetiva muy en la línea del Halloween de Carpenter, es, sencillamente, una historia de suspense bien hilada con una fotografía muy al estilo de la época y una banda sonora excepcional a cargo de Rick Wilkins, un saxofonista canadiense que, al dedicarse al jazz no merece más atención por mi parte que esta línea que acabo de dedicarle. Aprovecho para hacer un inciso y dejar claro que el jazz me parece una basura execrable.
Dicho esto, continuemos con el film...
El señor Scott interpreta a John Russel, un compositor de música clásica (pianista para ser más exactos) que pierde a su mujer y a su hija en un desgraciado accidente fruto del mal estado de las autopistas en Estados Unidos durante unas vacaciones. Después de un adecuado período de dolor (nada menos que cuatro meses), nuestro protagonista decide trasladarse a dar clases en otra ciudad y durante el proceso de búsqueda de residencia, acaba dando con una antigua mansión de vestusto aspecto que se alquila en un tranquilo barrio. Parece que la vida de Russel empieza a encarrilarse (flirteo con la madura agente inmobiliaria que le vende la casa incluido) cuando comienzan a suceder cosas extrañas en su nuevo hogar. Algunas de ellas las sufrimos también los que vivimos en el centro de madrid (ruidos inexplicables en mitad de la noche, cosas que se caen, grifos que gotean, sangre chorreando por las paredes) pero a medida que transcurren las semanas estos fenómenos van cogiendo fuerza (impagable la escena en la que la pelota de su difunta hija cae por las escaleras) y consiguen asustar al mencionado pianista, que decide ponerse a investigar..
Durante sus pesquisas averigua que en la buhardilla de su hogar hay una habitación oculta que esconde una diminuta silla de ruedas y una truculenta historia familiar que incluye infanticidio y suplantación de personalidad y acaba llegando a la conclusión de que el espíritu que provoca todos estos sucesos necesita que haga algo por él para poder descansar en paz.



La trama puede asustar más por predecible y recurente que por lo que trata de contarnos (las casas encantadas con huéspedes que quieren descansar en paz se cuentan por millones dentro del cine de terror) pero obviando este pequeño detalle y dejando la mente en blanco, es una película que se disfruta de principio a fin, y que introduce multitud de elementos del cine clásico de terror (sesión de espiritismo incluido de las que ponen los pelos de punta) como para no caer en la monotonía en ningún momento..
Con un presupuesto de 7 millones de dólares, Al final de la escalera se convirtió en uno de los films de terror más rentables hasta el momento, y entró por derecho propio en los anales del cine de género a pesar de estrenarse en una época en la que nadie podía competir con cintas predecesoras como la profecía o El exorcista.. 

PUNTUACIÓN EN EL MULÓMETRO: 8.25





No hay comentarios:

Publicar un comentario