STARFIGHTER, LA AVENTURA COMIENZA (Starfighter, Nick Castle, 1984) - ME LLAMAN MULO

domingo, 12 de febrero de 2012

STARFIGHTER, LA AVENTURA COMIENZA (Starfighter, Nick Castle, 1984)

Los 80 fueron la época dorada del cine de evasión, pese a no tener excesiva buena fama entre los críticos más apolillados, esta década mágica fué la más fructífera en cuanto a cine familiar. El gran contribuyente a este constante flujo de cine de aventuras sin prejuicios fue Steven Spielber, tanto detrás de las cámaras con clásicos como E.T. o la saga de Indiana Jones, por citar sólo unas pocas, como realizando labores de producción, regalándonos bajo esa faceta como Los Goonies (Richard Donner, 1985), Gremlins (Joe Dante, 1984) entre otras.
A la sombra de todas estas inolvidables películas, surgieron un sinfín de imitadores que con mayor o menor fortuna intentaban reproducir la fórmula mágica. Algunas eran bodrios sin parangón, caso de Mi amigo Mac (Stewart Raffill, 1988), otras también consiguieron hacerse su hueco en las mentes de los jóvenes espectadores, como por ejemplo Juegos de guerra (Wargames, John Badham, 1983), y otras, como la que nos ocupa, se quedaban a medio camino, siendo bastante correctas en cuanto a su realización, pero sin acabar de conseguir del todo ese toque "magico" que las hiciera verdaderamente inolvidables.



Alex (Lance Guest) vive en un camping de caravanas con su madre, la dueña de éste, su vida es monótona y anodina y lo que más desea es poder escapar de esta rutina que le rodea, sueña con tener la oportunidad de irse de allí para poder escapar del vulgar futuro que le aguarda, pero mientras espera su oportunidad, calma su tedio jugando a una máquina recreativa de naves espaciales. Una noche, después de romper todos los récords de puntuación de la máquina, recibe la visita de su Centauri (Robert Preston) creador del videojuego, el cual le propone subir a su coche para hablar del récord, por extraño que pueda parecer, cuando Alex acepta no descubre que el hombre es un pervertido que le gusta abusar de jóvenes imberbes, sino que en realidad es un extraterrestre, que desarrolló la máquina para buscar personas cuyas capacidades fueran las adecuadas para ingresar en el cuerpo de los Starfighters, una suerte de élite de pilotos interestelares que luchan contra un malvado ser que pretende conquistar el universo. Alex rechaza al principio la oferta, pero poco después cambia de opinion y acepta, descubriendo que durante su periodo de indecisión, el malvado emperador Xur (Norman Snow) ha destruido la base donde estaban todos los pilotos, ahora Alex es el último Starfighter, la única esperanza para el universo.


Como podéis ver la historia es simple como el mecanismo de un chupete, algo que por otra parte era común en el cine de evasión de esos años, sin embargo lo que le dió el toque diferenciador a esta película, consiguiendo que haya trascendido relativamente a pesar de no ser nada del otro mundo, fue que por primera vez se emplearon animaciones infográficas para representar la totalidad de los efectos especiales de las naves espaciales y las batallas. Esto hace de starfighter un título pionero y hoy en día se le reconocen ciertos méritos por ello.
La película adolece de una considerable falta de ritmo, principalmente porque debido a lo modesto de su presupuesto no podían permitirse muchas escenas de FX, por lo que se desarrolla una historia paralela a la del protagonista, la cual sucede en la tierra, en la que han dejado un robot que es una copia exacta a él para atraer la atención de posibles asesinos mandados por Xur. Esta parte del metraje contiene los peores momentos, con secuencias presuntamente cómicas por los equívocos que se producen entre la familia y la novia de Alex con el suplantador robótico. Sin embargo tampoco son excesivamente molestos. La película es lo suficientemente corta y concisa como para no llegar a aburrir, aunque tarda un poco en arrancar, pero una vez pasada ese primer bache en general va rápido y sin demasiadas paradas de ritmo salvo las comentadas má arriba.


Los efectos infográficos vistos hoy en dia son bastante mediocres, con escasa texturización de las naves y unos movimientos bastante artificiales, sin embargo supusieron una auténtica revolución para la época, y además hay que reconocer que para el dinero con el que contaban tampoco se puede ser demasiado exigente, cumplen su función aunque en algunos momentos pueden sacar de la película debido a su cutrez. Principalmente en la supuesta gran batalla final, que se queda en escaramuza y gracias.
 

En resumidas cuentas, una película de aventuras y ciencia ficción correcta pero muy alejada de los clásicos de directores como Robert Zemeckis o Joe Dante, que puede interesar a los fanáticos de los efectos especiales digitales para ver como eran las cosas en los principios de dicha tecnología o a los nostálgicos completistas del cine de ciencia ficción ochentero.

PUNTUACIÓN EN EL MULÓMETRO: 6

No hay comentarios:

Publicar un comentario