SUPERSONIC MAN (Juan Piquer Simón, 1979) - ME LLAMAN MULO

martes, 7 de febrero de 2012

SUPERSONIC MAN (Juan Piquer Simón, 1979)

Mira que llevo tiempo queriendo escribir sobre alguna película más normal, alguna película que hayan visto mas de 3 personas incluyéndome a mi y que no provoque que los eventuales lectores de este blog (a saber, mi familia, la de Germán y algún pobre diablo que llegue aqui al realizar alguna búsqueda en google sobre porno armenio) intenten internarme en un sanatorio mental para su propia tranquilidad...
Sin embargo el destino es cruel en ocasiones y parece que tiene otros oscuros designios. En mi última incursión buceando para encontrar algo interesante en tiendas, mis ojos se posaron sobre una caja con atractivos colores, cuyo título rezaba "El cine fantástico de Juan Piquer Simón). Uno de los dibujos llamaba poderosamente mi atención...¿sería posible que una de las películas incluidas fuera...? mis manos temblorosas cogieron la caja y al ver los títulos que contenía casi me desmayo de la emoción... efectivamente, uno de ellos era esta que nos ocupa, la jrandísima Supersonic Man.



Después de pagar en caja un precio justo (aproximadamente el presupuesto con el que contaron las tres películas con las que cuenta la colección, todas ellas serán convenientemente glosadas aqui, no teman...), me dirigí a mi casa a la mayor velocidad que permitia mi utilitario, para poder sumergirme lo antes posible en los placeres de esta explotación desvergonzada de Superman que tenía en mis manos, con el fin de poder escribir cuanto antes sobre ella.
Sin embargo también me atenazaba un miedo, ¿sería de verdad tan mítica como todo lo que habría leído sobre ella o me decepcionará terriblemente?, afortunadamente, una hora y media después pude confirmar que todos mis miedos carecían de fundamento. Supersonic Man es una de las películas más malas y cutres pero a la vez más divertidas y psicotrónicas que estos ojos han tenido la ocasión de ver.


Una vez que oigais la cancioncilla no se os quitará de la cabeza.
Pero antes de glosar las bondades de este clásico de la serie z detengámonos unos momentos para realizar un sentido homenaje a su director, Juan Piquer Simón, que tristemente nos abandonó a principios del año pasado. Simón fue un rara avis de la industria cinematográfica española, un outsider que consiguió dirigir un tipo de cine que prácticamente habia desaparecido de el panorama de producción español, debido principalmente a la actuación de Pilar Miró, que instauró la política de subvenciones de la que gozan actualmente todos las rémoras que actualmente infectan la práctica totalidad de la producción patria, dejando de lado a pequeños artesanos que realizaban películas pequeñas y comerciales de calidad muy dispar, pero que casi siempre resultaban rentables, en pos de un supuesto cine "de autor" que ayudó a que infinidad de gente sin talento pudiera vivir del cuento, política que desgraciadamente continúa en nuestros dias y sin visos de desaparecer.

Simón consiguió, como otros directores malditos patrios, dirigir un buén puñado de películas, la gran mayoría adscritas al género de terror, fantástico o de ciencia ficción, sin ninguna ayuda por parte de la industria de nuestro país, teniendo que buscar la financiación a través de inversores extranjeros como Francesca de Laurentiis, y poniendo gran parte del dinero de su propio bolsillo, consiguiendo, pese al los desiguales resultados, bastante éxito con sus modestas producciones, hasta tal punto que gente como Eli Roth (director de la saga de Hostel) o Edgar Wright (realizador de esa joya que es Zombies Party), le dedicaron homenajes póstumos en sus respectivos Twitters cuando conocieron la noticia de su fallecimiento. Valga esta post y al menos dos más que acometeré próximamente como otro sentido reconocimiento a un hombre que amaba el cine de género y que trabajó toda su vida por y para éste, pese a que los resultados obtenidos no fuesen los deseables en la mayoría de las ocasiones.


Supersonic man nació como una explotación más del fenómeno Superman (Richard Donner, 1978), película que dió lugar a un sin fin de derivados de calidad más o menos dudosa, situandose ésta en la zona media / inferior de la lista, ya que pese a ser bastante cutre, la infinidad de deliciosas y descacharrantes situaciones que se ven en su metraje hace que resulte muy divertida de ver, al contrario que otros bodrios como la inenarrable Puma man (Alberto de Martino, 1980), horrorosa hasta decir basta.
Supersonic man nos cuenta la historia de un extraterrestre que es enviado a la tierra para proteger a la hija de un científico que ha sido secuestrado por el Dr Gulik,  un megalómano loco, a medio camino entre el Lex Luthor de superman y el Ernst Stavro de la organización Spektra de las película de James Bond. Interpretado por un Cameron Mitchell en horas muy bajas, cuyo histrionismo le hace sumar varios puntos  la película. Kronos, que así es como se llama originalmente el extraterrestre, adquiere la personalidad de Paul, que hará las veces de Clark Kent pero con bigote de actor porno de los 80, y cuando la situación lo requiera, se transformará en Supersonic man por el espectacular procedimiento de decirle a su reloj "que la fuerza de las galaxias sea conmigo", lo que le convierte en una suerte de drag-queen hipermusculado, con un amplísimo abanico de superpoderes que ya quisiera para sí cualquier personaje de la marvel y que básicamente consisten en hacer todo lo que le salga de los cojones al director en un momento dato. Una muestra de los superpoderes del prota son la capacidad de materializar redes encima de los malos, conseguir que cualquier objeto que esté cerca de él explote sin razón aparente y -mi favorito- convertir las pistolas de sus enemigos en plátanos eso sin olvidar una superfuerza que le permite levantar apisonadoras de cartón piedra...

La lista de secuencias descacharrantes que contiene la película es un no parar, como la persecución de la chica por parte de unos patibularios malos, los cuales caen por una pendiente cuya inclinación no supera la de cualquier rampa para carritos de la compra que se puede ver en un supermercado cualquiera y que provoca que el coche explote nada mas empezar a bajar por ella, o las secuencias de vuelo de Supersonic en las cuales parece que este vuela de lado, ya que no se corresponde para nada la dirección en la que se mueve el fondo con la que se supone que se desplaza el personaje.


Resulta evidente a medida que pasan los minutos, que el propio Juan Piquer fué consciente de lo ridícula que le estaba quedando la cosa, así que introdujo una serie de situaciones cómicas bastante chuscas, que adolecen de un humor muy infantíl, lo cual tal vez explique lo bién que funcionó en nuestras pantallas, incluso llegando a publicarse un cómic con más aventuras del personaje, siendo bastante famosete entre los niños de mi barrio. La cosa es que cuando pones a un Quique Camoiras como uno de los secuaces del malvado megalómano tu mismo debes de tomarte muy poco en serio lo que estás haciendo.

Y así podría seguir y contár prácticamente la totalidad del metraje, porque casi no hay una sola escena que no se salve de algún momento chungo y ridículo, pero es mejor verla que leer sobre ella, creedme que no os arrepentireis.

Mención especial para el "aterrador" robot del villano, un engendro realizado con cuatro hojalatas cuya movilidad es menor que la de chiquito de la calzada puesto hasta arriba de orujo y que protagoniza alguna de las escenas más trepidantes de la película amenazando a la prota de turno, cuya capacidad interpretativa es semejante a la de un pepino con labios, y lo peor es que ni siquiera está buena.

Aquí le tenéis en toda su gloria...

PUNTUACIÓN EN EL MULÓMETRO: 6

1 comentario:

  1. Conozco esa caja de Cine Fantástico de Juan Piquer Simón. Hasta no hace mucho estaban en Alcampo a 12 pavos. También me la pillé. Los otros dos títulos no tienen desperdicio. "Slugs, muerte viscosa" y "La Grieta". La Grieta cuenta incluso con un cameo de Pocholo Martínez Bordiú (WTF!). Slugs me parece lo mejor de Juan Piquer junto a Mil gritos tiene la noche.

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