EL TOPO - ME LLAMAN MULO

martes, 3 de enero de 2012

EL TOPO

Cuando yo era pequeño, allá por el año 16 antes de cristo, tenía arraigado dentro de mis entrañas, agarrado a lo más profundo de mis bífidus, un trauma existencial producido por la constante decepción que me causaba el llamado cine de espionaje. Como en aquella época el principal exponente del género a nivel mainstream era James Bond, uno -que tenía la misma experiencia vital que la de un ciervo almizclero-, tendía a pensar que todas eran del mismo palo. Si además el reparto incluía a Michael Caine y Pierce Brosnan (el cuarto protocolo, John Mackenzie, 1987), a Sean Connery y Michelle Pfeiffer (La casa Rusia, Fred Schepisi, 1990) o a Pajares y Esteso (todos al suelo, Mariano Ozores 1981) la cosa era básicamente una apuesta segura, entretenimiento para grandes y pequeños. Error.
Generalmente el llamado thriller de espionaje es un género denso, soporífero y con el mismo ritmo que una canción de Leonard Cohen puesta al revés, pero con menos gracia. El topo no es una excepción, y ayer tuve la maravillosa oportunidad de comprobar que aunque el tiempo pasa y el precio de las patatas sube, sigo teniéndole cierta alergia a este tipo de películas.
Con un reparto que nada tiene que envidiar al de "el ataque de los tomates asesinos", la cosa no podia salir mal...o eso parecía en un primer momento. Sin embargo, las películas basadas en novelas de John Le Carré (sirvase de ejemplo la mencionada Casa Rusia) nunca se han caracterizado por ser precisamente dinámicas, asi que realmente me hallaba ante un conflicto interno importante que decidí resolver corriendo el riesgo y entrando en el cine, donde además se estaba calentito y ahora hasta puedes comprar pizzas, nachos y cosas así.
A favor del film diré que la fotografía (a cargo de Rafael Corkidi) y la estética setentera en general son más que aceptables, y que la ambientación consigue que casi notes como te entra el humo del tabaco en los pulmones cuando a uno de los actores le da por fumar. 
Podría dar algún que otro apunte más a favor de la película pero entraríamos en el farragoso terreno de la mentira y mi férrea educación católica me lo impide, asi que pasaré directamente a las preguntas que me plantea la tortura psicológica que me ha supuesto pasar mas de dos horas delante de la pantalla viendo a Gary Oldman colocarse las gafas una y otra vez sobre esa nariz respingona suya..
La primera pregunta que me atenaza proviene directamente del vil metal: si el presupuesto del film es de 500.000 dólares (según fuentes no oficiales..gente desconocida a la que pregunto estas cosas por la calle asi sin más), es fácil deducir que los actores han participado rebajando sus millonarios cachés, por amor al arte, o lo que es peor, por un oculto amor homosexual para con el director. Esto me lleva a otra pregunta..qué demonios vieron en el guión para aceptar este trabajo? porque al final lo que se ve en pantalla no deja de ser un juego de luces, música y demás distracciones circenses y si aun así es más fácil sacarle un vaso de zumo a un nabo que encontrarle ritmo a esta película, con lo que realmente hay algo que se me escapa en todo esto..
La trama del film es bastante dificil de describir con palabras (al menos no sin entrar en descalificaciones soezes y barriobajeras) y te sume en la más profunda de las confusiones desde el minuto 2.. Resumiendo, diremos que gira en torno al pulso que mantienen los miembros mas importantes de una agencia de espionaje por descubrir al agente doble que se encuentra entre ellos cuando una desafortunada misión especial en Hungría sale mal y destapa la existencia de un topo en sus filas.
La edición del metraje alterna escenas ambientadas en el presente de la película (ambientada en 1973) con flashbacks que confunden la acción y dificultan el seguimiento de la historia. Los personajes son planos, aburridos y herméticos. La música es muy similar a la que usaba mi abuela para dormir cuando se le rompió el casette aquel con sonido de olas golpeando contra una playa, y la interpretación de los actores no está a la altura ni siquiera del peor Jack Black. Y no es por un caso repentino de pérdida de la vocación si no porque la historia es la que es...me arriesgaría incluso a afirmar que aunque los diálogos hubieran sido rodados en lengua Klingon, y los actores aparecieran todos disfrazados de pollos gigantes, la trama no habría podido ser  más dificil de seguir. 
Todos estamos de acuerdo en que Gary Oldman podría darle presencia incluso a un anuncio de atún en lata, y Sam Strong es desde mi humilde punto de vista uno de los mejores "nuevos" actores de los últimos diez años, pero ni siquiera ellos pueden levantar esto si no es con una grúa industrial. Colin Firth y John Hurt pasan totalmente desapercibidos, a pesar incluso de que la mayor parte del peso argumental del guión recae al final sobre los hombros de sus personajes y al resto del reparto hay escenas en las que es complicado distinguirlos del decorado vegetal ..
El final de la película pretende actuar como un celofán que engarce todos los pedazos que han ido apareciendo a lo largo de la proyección y trata de darle un sentido único y coherente al bombardeo de diálogos lentos y aburridos, a las escenas con silencios presuntamente informativos y a las pistas visuales que va dejando el director para que el espectador avispado vaya recomponiendo el rompecabezas. Definitivamente si el objetivo era lograr un efecto al más puro estilo "memento", el director merece 100 latigazos en la plaza del pueblo..

Puntuación en el mulómetro:  6.

Si por alguna razón extraña relacionada con un trastorno mental severo después de leer esta review insistes en querer ver la película, te dejamos un enlace por aquí para que puedas verla online y te ahorres un dinerillo:










1 comentario:

  1. No puedo estar de acuerdo completamente con tu crítica, pero por el mero hecho de que parte de la peli la pasé durmiendo y no vi suficiente de ella como para poder emitir una crítica con fundamento.

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