LA INVASIÓN DE LOS ULTRACUERPOS - ME LLAMAN MULO

lunes, 30 de enero de 2012

LA INVASIÓN DE LOS ULTRACUERPOS


Corría el año 1988. Yo era joven (aunque no mucho más que ahora, debido a mi obsesiva afición por las cremas antienvejecimiento) y fácilmente impresionable. Por aquel entonces los sábados por la noche nuestra querida televisión nacional tenía la sana costumbre de pasar un programa doble de cine, algo que a mí, junto con mi querida bolsa de chicles Boomer, me parecía lo más cercano al cielo que nadie en la tierra podía ofrecerme. En una de estas orgías televisivo-diabética caseras, tuve el placer de presenciar por primera vez esa obra de arte que es "Carretera al infierno" y acto seguido, la aún más admirable "La invasión de los ultracuerpos" que ahora nos ocupa. Fue una noche única en la que alcancé un nivel de felicidad que ha sido superado únicamente por el nacimiento de mi sexto hijo Marlon-Jackson III.
De la primera ya nos ocuparemos en otra ocasión, pero hoy hemos de centrarnos en la obra maestra de Phillip Kaufman para no desviarnos del programa docente que nos ha fijado el ministerio de educación.. 


La película es un remake del film de Don Siegel de 1956 del mismo nombre, y si bien la original era una oda contra el comunismo disfrazada de folletín de ciencia ficción, cualquier carga política anti-rojeras fue totalmente eliminada en esta nueva versión para centrarse de pleno en la invasión extraterrestre y tejer (si acaso) un paralelismo con la fría sociedad moderna, individualista e insensible a los problemas ajenos en la que vivimos. o en la que vivían nuestros padres, porque el film es de 1978 nada menos.. 
El reparto de esta nueva versión está encabezado por Donald Sutherland, que desde entonces se ganó no solo mi total admiración si no cientos de cartas escritas con mi propia sangre remitidas a su nombre a lo largo de todos estos años y a las que por cierto, nunca llegó a contestar. 
La trama es bien conocida por todos y se inicia con la llegada de una espora espacial a nuestro planeta que parece tener la curiosa capacidad de mimetizarse con el ambiente y adoptar la forma de cualquier  ser vivo que se encuentre cerca para, a continuación, suplantarlo por completo y deshacerse del original. Al principio el proceso de control+c y control+v de nuestra amiga la espora se limita a formas de vida primitivas como plantas, insectos y algún que otro jugador de fútbol, pero pronto alcanza la gran ciudad y comienza a reemplazar humanos. El proceso es bien sencillo: estas simpáticas esporas aprovechan los momentos de descanso de los californianos (con esto doy una ligera pista de donde se ambienta la pelicula) para, a través de un proceso de rápida gestación en vainas verdes bastante repulsivas, crear una copia exacta del individuo original y reemplazarlo en su vida diaria.  El nuevo individuo resultante es físicamente idéntico al inicial pero carece de emociones, de rabia, empatía y sentimientos en general, y se dedica a favorecer el proceso de reproducción de otras esporas con el objetivo de que toda la raza humana sea sustituida lo antes posible. 
Una científica (genialmente interpretada por la siempre simpática Brooke Adams) empieza a sospechar que algo no funciona cuando su marido pasa de ser un monumento a la pereza y todo un insulto a la convivencia marital a un robot de aspecto impecable que no parece interesarse por nada ni sentir pasión por las pequeñas cosas que antes le agradaban, como las películas de gladiadores o un jacuzzi lleno de jóvenes efebos. Sus sospechas van en aumento cuando se da cuenta de que el asunto es más una epidemia que una crisis de pareja y junto con un grupo de amigos (entre los que se encuentra Sutherland, amigo de la consejería de Sanidad, Jeff Goldblum y Leonar Nimoy) trata de encontrar una respuesta a todo este jaleo espacial. A medida que el asunto se va esclareciendo la invasión va cobrando tintes pandémicos y el número de humanos "originales" se reduce vertiginosamente..

La novela original era de Jack Finney y en esta ocasión la adaptación a guión cinematográfico corrió de la mano de W.D.Richter, que hizo un trabajo más que brillante. El reparto es, insisto, espectacular, y la película destila una tensión que se mantiene perfectamente durante las dos horas que dura a base de jugar con el terror inteligente y pesimista de cualquier buen film apocalíptico y aderezándolo además con varios momentos de "engaño" en los que uno no sabe a ciencia cierta si los personajes que aparecen en pantalla son quienes dicen ser.. Kafuman prácticamente copia los planos ideados por Siegel en la versión anterior, pero añade detalles como el de los chillidos que emiten los extraterrestres cuando se encuentran ante un humano y que avisan a otros alienígenas de la presencia del mismo. Por cierto que el propio Siegel aparece en una escena interpretando a un taxista con aviesas intenciones, y uno de los protagonistas de su versión (Kevin McCarthy para ser exactos) hace un breve cameo como el desquiciado ciudadano que corre por la calle poseído por el pánico y que acaba atropellado en mitad de la vía pública..
Sin duda la mejor aportación de Kaufman es el final, que era el originalmente previsto por Siegel y que éste deshechó en aras de uno más abierto y "cinematográfico"..Uno de los más brillantes y aterradores de la historia del cine moderno desde mi punto de vista. 




PUNTUACIÓN EN EL MULÓMETRO: 8.5

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